Aunque nadie quisiera atravesar una situación de estas, cuando una mujer queda en estado de gestación, tiene ciertas probabilidades de correr riesgos e incluso, de llevar un embarazo de alto riesgo. No obstante, en la mayoría de los casos siempre que se acuda al médico en tiempo oportuno, la madre puede llevar el embarazo con ciertos cuidados que harán que pueda traer al mundo un nuevo ser.
¿Qué es un embarazo de alto riesgo?
Antes de entrar en detalles con esta patología, es conveniente describir lo que se considera un embarazo de alto riesgo. Por tanto, de acuerdo a las opiniones de los profesionales de la medicina, se dice que una madre gestante se considera en alto riesgo, cuando ella o su bebé están propensos a sufrir riesgos de salud.

Para nadie es un secreto que, esta es una condición que podría generar temor en los futuros padres. Sin embargo, lo esencial es acudir lo más pronto a su médico y este sabrá las medidas que debe tomar para dar una atención oportuna durante todo el embarazo. En este punto, el medico observará siempre de cerca la evolución del bebé, para detectar cualquier dificultad.
¿Cuáles son las posibles patologías que ponen en riesgo un embarazo?
Hasta la fecha, los estudios han revelado que un embarazo de alto riesgo puede deberse a trabajos de parto prematuros, preeclampsias. Así como otros problemas que se relacionen con la placenta y el desarrollo del bebé. No obstante, existen otras patologías que vienen con antelación de la madre que pudiesen generar un alto riesgo.

Cabe destacar que, esas complicaciones de salud pueden venir por la presencia de diabetes, de presión arterial elevada, de enfermedades renales, así como del cáncer y alteraciones por parte de la epilepsia. Otras de las condiciones que suelen afectar un embarazo son las infecciones por VIH, la hepatitis C, la varicela, la rubéola, la toxoplasmosis y la sífilis.
Es importante tener en cuenta que, la ingesta de ciertos medicamentes también alteran el desarrollo normal de un embrazo. Así como otras indicaciones de salud en las que se incluyen las válvulas cardiacas, el asma, el lupus, y la artritis reumatoide.
Además de ello, los embarazos de alto riesgo pueden presentarse a causa de aquellas madres que son menores de 17 años o mayores de 35, al igual que aquellas que ya han presentado abortos espontáneos o gestaciones múltiples (más de un bebé). Asimismo, debes tener en cuenta que ciertos hábitos también pueden ocasionar dificultades como, el consumo de alcohol o sustancias ilícitas.
¿Qué hacer para cuidar un embarazo de alto riesgo?
Lo primero que debes hacer cuando se detecta que tienes un embrazo de alto riesgo, es ponerte en un adecuado control con un médico especialista. Este de manera frecuente te estará realizando una serie de ecografías que le ayuden a comprobar que el desarrollo del feto ocurre con normalidad.

Asimismo, te ejecutará controles de presión arterial y de orina para detectar si existen en ella proteínas que le indiquen la presencia de infecciones urinarias o alternaciones de preeclampsia. Aunado a lo anterior, el profesional de la salud te exigirá un reposo total y te recetará los medicamentos que crea necesarios para llevar a buen fin el embarazo.
Ten presente que, cuando llegue el momento de dar a luz, el medico te recomendará cual es el mejor lugar para traer el nuevo bebé. Ya que muchos hospitales no cuentan con la atención necesaria para embarazos de alto riesgo y en caso que este lo considere, te someterá a una cesárea antes de tiempo para garantizar la salud de ambos.
¿A qué síntomas se debe prestar mayor atención?
Toda mujer que quede en estado, debe prestar atención a cualquier tipo de señal que le haga pensar que algo anda mal. Por tanto, algunos síntomas habituales son los sangrados vaginales, los desmayos, dolor en el abdomen, en la pelvis, fiebre, perdida espontanea de líquido por la vagina y ausencia de movimientos del bebé.
Finalmente, si llegas a presentar estos síntomas o cualquier otro que te sea desconocido, no dudes en consultar de manera inmediata con el médico. Recuerda que, esta es la única manera que tienes para cuidar de ti y de tu bebé.